lunes, 22 de noviembre de 2010

Deber, responsabilidad y compromiso

¿Por qué es tan difícil, en estos tiempos que corren, recordar el significado de estas palabras?

La mayoría de la gente se mueve por el deber. Bueno, digamos la mayoría de la gente civilizada. Hay una parte de la sociedad para la cual ni siquiera el deber es algo que tenga sentido, y no acepta las normas que sirven de base para la convivencia de todos. Pero ese no es el objeto de este esbozo de pensamiento. Superada esa incertidumbre, y dando por hecho que cada uno ha de cumplir con su deber (su "obligación"), miremos un poco más allá. El siguiente paso en que podemos pensar sería el de la responsabilidad. El deber puede ser algo tutelado, impuesto en su día por nuestros padres, vigilado y revisado, como cuando hacíamos las tareas del colegio. No existe la libertad, se actúa porque las cosas son así y tienen que ser así. El sentimiento de culpa nos persigue. En este nivel la creatividad es nula. En la empresa privada veo cada día cómo la gente cumple con su deber, y más o menos realiza lo que se le exige, en modo "tarea".


Si se suprime el control y la vigilancia, el motor de nuestras acciones dejaría de ser un sentimiento de deber. Actuando con responsabilidad podemos empezar a experimentar la libertad de poder elegir entre varias opciones. En la medida en que elegimos y construimos nuestras propias acciones, cuando no sentimos la presión del control podemos llegar a sentir un grado mayor de implicación en la realización de nuestros actos, dar un salto hacia la creatividad y sentir el comienzo de una libertad incipiente que, como seres humanos, nos podría satisfacer más.

Pero cuando nos limitamos a ejercer nuestras responsabilidades sin más, nuestro ámbito de decisión sigue restringido a unas pocas opciones entre las que elegir, seguimos haciendo las cosas que "debemos" hacer porque alguien ha decidido que tienen que ser así. Nos falta dar el paso de marcar el rumbo por nosotros mismos, tomar el timón y desprendernos de una vez de esa mochila que nos pesa, nos impide tomar decisiones verdaderamente libres.

La palabra "ambición" me causa algo de desazón. Tiene un sesgo negativo que no me gusta nada, porque siempre que oigo a alguien mencionar el adjetivo "ambicioso" se está refiriendo a alguien que ha conseguido poder social o económico (frecuentemente los dos), no siempre mediante comportamientos moralmente elogiables. Me gustaría redefinir esta palabra y poder aplicármela a mí mismo, en otro sentido... Una persona ambiciosa debería ser aquella capaz de liberarse de la obligación y la responsabilidad, poner en duda las normas arbitrarias que nos rigen y actuar de forma comprometida con sus propias ideas. En el momento que nos liberamos de la mochila del deber y la responsabilidad, podemos afrontar nuestras tareas y nuestros sueños con "compromiso", de una forma absolutamente creativa, libre, que es la base para conseguir el verdadero éxito. Sólamente la implicación sincera, profunda y reflexiva con las cosas que hacemos cada día nos salvará de caer en el tedio de la vida cotidiana, en ese pozo de arenas movedizas que atrapa y oscurece a una buena parte de la sociedad. El compromiso nos permitirá vivir con pasión, sólamente así podremos ser verdaderamente libres. Reivindico la pasión en todos y cada uno de nuestros actos, como medio necesario para alcanzar la felicidad.

A lo largo de mi vida laboral y en los movimientos sociales en los que he podido contribuir, siquiera mínimamente, he conocido a muchas personas sin "mochila", implicadas, libres, comprometidas, apasionadas... pero desgraciadamente, no es fácil encontrarlas en esta sociedad que sólo parece moverse por un interés económico o por los modelos de éxito que transmite la televisión o el poder de turno. Lejos de acercarnos a la felicidad, los modelos vigentes nos confinan y nos aíslan, volviéndonos dependientes y sencillamente estúpidos.

Si has llegado leyendo hasta aquí, intenta entender lo que he expuesto confusamente en este artículo y siente la libertad de pensar por ti mismo; no lo dejes para mañana, comprométete ya con todos y contigo mismo.

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