martes, 6 de diciembre de 2011

Cuatro sencillos consejos en dirección a la felicidad

Con frecuencia visitamos lugares comunes sobre las dificultades que tenemos los padres para educar a nuestros hijos, comparaciones entre generaciones pasadas y presentes, discusiones sobre valores e ideas que se deben o que no se deben inculcar, teorías y contrateorías sobre cómo afrontar los conflictos que nos plantean, desde bebés hasta adolescentes.

En mi intensa experiencia como padre de familia numerosa, todos los días cometo errores "de libro". Lo fácil en la vida es equivocarse. Pero también tengo algunas cosas claras y procuro ser coherente. Con frecuencia les repito a mis hijas algunos consejos que aplico a multitud de situaciones. Hoy reflexiono sobre ellos y me apetece reflejarlos aquí, más que nada para recordármelos a mí mismo cuando los pueda necesitar.

1)  No culpes a los demás de las cosas que te pasan a ti.





2)  No esperes que otros hagan por ti lo que puedes hacer tú mismo.




3)  No te lamentes por las cosas que no puedes cambiar.



4)  No te obsesiones por la meta, disfruta del viaje en sí mismo y en cada momento.



Estos cuatro consejos se pueden resumir en una actitud que mis hijas no son capaces de entender todavía, pero que espero saber inculcarles poco a poco, y espero saber aplicarme yo mismo en las diferentes situaciones en que me encuentre: dejarse de lamentos y de excusas para justificar la pasividad, y actuar ya, cuanto antes, sin esperar al mañana y sin depositar nuestras esperanzas en algo externo a nosotros. Hay que saber adaptarse al cambio y aprender a disfrutar de cada situación, aunque sea negativa, aprovechando el aprendizaje que nos ofrece. Somos nosotros los que podemos conseguir que las cosas cambien, y es nuestra responsabilidad hacerlo.

Y hay que empezar ya, porque mañana será tarde.



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